domingo, 10 de enero de 2010

La nieve y la historia




La nieve es hermosa vista de lejos, disfrutada de forma deportiva, al lado de un buen fuego o en medio de una calefacción generosa. No nieva mucho en Barcelona, donde la nieve es excepción. Viví aquella excepción del 62, en una època gris, disfruté de aquella maravilla hasta que el regalo meteorológico se convirtió en condena, restos de nieve sucia y encharcada, un frío de aquellos de antes, que no te sacabas de encima, resfriados y sabañones e incluso la muerte, imagino que a causa del tiempo, de un pobre periquito casero. Los periquitos habían sufrido una cierta marginación social, corría el bulo de que propagaban la poliomelitis y la gente los dejaba en libertad. Una libertad para la que no estaban preparados. En casa acogimos a un par de esos fugitivos desorientados. Uno de ellos fue el que murió aquel año.


Ha nevado y mucho en esa comarca fronteriza y singular que es la Terra Alta, un topónimo relativamente reciente para etiquetar una tierra hermosa y agreste, con poca población y, hasta hace cuatro días, mal comunicada y con problemas de agua, como en muchas zonas aragonesas cercanas. Alguien determinó que una línea separara Catalunya de Aragón, en algún momento. Pero existe esa zona intermedia, con un catalán brillante y vivo. Las divisiones políticas, nos guste o no, acaban por formar el carácter y hoy los del lado aragonés se sienten aragoneses y los del lado catalán, catalanes. Aunque se intente establecer ciertos vínculos relacionados con el Ebro y sus cercanías, inevitables, cuando hay muchísima gente con parientes en uno y otro lado.


Existen muchas Catalunyas, todavía más Españas, infinitas Europas. Pero los tópicos parecen acabar por imprimir carácter. Esa zona y la del cercano Bajo Aragón sufrieron mucho durante la guerra. El frente estaba allí mismo. Eran pueblos pobres, donde incluso los considerados medio ricos eran pobrísimos. Eso ocasionó grandes dramas. En La Fatarella, pueblo de otra comarca cercana, hubo una verdadera batalla entre los campesinos y los grupos radicales que intentaban colectivizar a la fuerza sus humildes propiedades. Tuvo que intervenir la Generalitat. Josep Termes tiene un libro excelente, Misèria contra pobresa, donde explica todo aquello. Creo que no existe, por desgracia, traducción al castellano. En Bot, uno de los pueblos que ofrecen hoy esa imagen nevada y supuestamente idílica intentan, a pesar de todo, mantener vivo el recuerdo de sus caídos por Dios y por la patria, en realidad caídos por nada, por la sinrazón del momento. El monumento ha sido objecto de algunos ataques, en una ocasión unos jóvenes forasteros conocidos, como tantos otros, se quedaron sorprendidos, contemplando la lista de asesinados, tan bien conservada, en unos tiempos en los cuales los símbolos de ese pasado que no queremos aceptar  desaparecen rápidamente. Un hombre mayor se les acercó, y les dijo, algo enojado, quizá imaginando su conversación, probablemente una condena del recuerdo fascista, bastante anacrónico: 'eran trabajadores, eh, buena gente, humilde, nada de ricos ni explotadores!!!!'


Miseria contra pobreza, que gran título para explicar muchas cosas, como esos brotes que se etiquetan como racistas, porque hoy hay que etiquetarlo todo, y que son la defensa del pobre contra el mísero que amenaza con invadir su territorio, tan limitado. Los míseros siempre van a vivir a los barrios pobres y generan conflictos que los políticos e incluso las clases medias bien situadas no quieren ver, ignoran, o sienten muy lejanos de sus propias vidas. Irene Polo fue una gran periodista de antes de la guerra civil, de las pocas que hizo un cierto periodismo de investigación, marchó a América y acabó suicidándose, quizá por amor. Era, dicen, lesbiana, en una época en la cual era muy difícil serlo. Polo tiene unas páginas inolvidables sobre unos sucesos que se dieron en la comarca del Bages, en qué en el pueblo se atacó a unos inmigrantes procedentes de Murcia, de Almería, de unas tierras que en aquella época eran míseras y olvidadas. Decían que algunos de aquellos inmigrantes provocaban peleas, no había trabajo para todos. Polo explica sus condiciones de vida, familias asustadas, viviendo en cuevas, con niños pequeños. Intenta comprender, como lo intentaban algunas buenas gentes del mismo pueblo. 


Miseria contra pobreza es lo que ha provocado de vez en cuando esos rebrotes supuestamente racistas en nuestro país. Lo mismo en Italia, sólo hay que ver el aspecto de los atacantes. Una Italia que es también muchas Italias, con problemas que nunca se acaban de solucionar, más allá de su diseño y sus ciudades ricas y admirables, llenas de historia, arte y turistas. Tendimos a los tòpicos, porque nos resultan más comprensibles, pero la verdad, si es que hay alguna, se encuentra en la suma de las pequeñas historias individuales, en la suma de las distintas percepciones de los hechos.


Hace algunos años tuvimos unos inviernos bastante suaves. En un pueblo de la Terra Alta un señor mayor me dijo que ya no nevaba como antes, tenemos una tendencia extraña a pensar que el pasado era muy distinto, que ya no volverá a ser como antes, ni para lo bueno ni para lo malo. Sin embargo ha vuelto a nevar, copiosamente, generosamente, hasta el punto de provocar verdaderos problemas y mostrarnos la fragilidad de todas las cosas. Pensamos que estamos a salvo de muchas tragedias pero siempre puede a volver a caer una gran nevada inesperada sobre nuestras creencias y nuestras seguridades, una nevada que provoque apagones e  incomunicación generalizada.

2 comentarios:

Francisco Ortiz dijo...

Sí: la nieve que vuelve y se nos olvidó que existía; lo mismo que ciertas pobrezas y ciertas miserias.

Júlia dijo...

No hay nada del todo nuevo, Francisco, pero nada es exactamente igual.