lunes, 24 de mayo de 2010

Carson Mc Cullers y las cocinas literarias universales


Hace poco, a causa de mi participación en un grupo de lectura, he leído Frankie y la boda, de Carson Mc Cullers, en una muy buena traducción al catalàn, que lleva por título Frankie Addams. Ninguno de esos dos títulos es el original, The Member of the Wedding, por cierto. Esta autora tuvo una vida singular, no demasiado larga. Su obra tampoco es excesiva, permite acercarse a su totalidad de forma cómoda y tranquila, y refleja un mundo extraño, muy personal y aparentemente cerrado, pero que, por esa magia de la buena literatura, trasciende la territorialidad para convertirse en universal. 

Durante mi juventud comenzó a ser conocida Carson Mc Cullers. Murió en 1967, cuando el mundo, al menos el nuestro, estaba cambiando deprisa, de forma acelerada. En aquellos años comenzó a publicarse novela moderna en catalán, a causa de una cierta apertura en el tratamiento de aquello que se llamaron lenguas vernáculas y gracias a las buenas iniciativas de intelectuales modernos y emprendedores relacionados con el mundo editorial y a mecenazgos añorados hoy. Recuerdo, aunque la memoria es traidora, una cubierta de El cor és un caçador solitari, editada en 1965, con el atractivo rostro de un hombre joven. La cubierta, el título, el nombre del autor o autora, me llamaron a engaño. Creí que debía tratarse de una novela sobre amores dramáticos escrita por un hombre. Era mucho más que eso y, además, escrita por una mujer.

Creo, por los comentarios que escuché en el grupo lector, que hoy Mc Cullers está, quizá, algo olvidada. Gente más joven que yo no la conocía demasiado. Incluso, como me pasó a mi hace años, pensaban, por el nombre literario, que se trataba de un hombre. Sin embargo, hubo unanimidad en la valoración de Frankie Addams, nos pareció un libro excelente, de los mejores que hemos leído durante el año, aunque se trate de una extraña historia donde aparentemente no pasa nada, algo irregular en su planteamiento, con un final acelerado y con muchos aspectos diluídos en una especie de niebla vital. Pero, ¡que vivos son sus pocos personajes principales!!! Sobre todo esa Berenice que oficia de iniciadora en la mesa de la cocina! Criada negra, sur de los Estados Unidos, todo muy localista, pero... qué universal! Me recordó otra criada, la del príncipe destronado de nuestro Delibes, cantando sangrientos romances sobre historias temibles. También nos recordó, el ambiente humano, algunos pasajes inolvidables del teatro o de las narraciones de Chejov.

Mc Cullers llevó una vida inquieta, atormentada, dolorosa. Por las circunstancias y por elección propia. Sus pocos libros, que reflejan una sociedad muy concreta, trascienden esa sociedad y nos evocan cosas muy cercanas, el bar de la esquina lleno de personajes marginados, la soledad de la gente, los sentimientos ocultos, la adolescencia nuestra y de nuestros hijos o nietos... Son, todas ellas, las cosas que convierten la buena literatura en un clásico. Sus obras se llevaron al cine o a la televisión, pero son poco conocidas en nuestro país esas versiones. Recuerdo, sobre todo, Reflejos en un ojo dorado, una historia inquietante, con Brando i Liz Taylor.

2 comentarios:

Francisco Ortiz dijo...

Hubo un tiempo, cuando Bruguera era la original Bruguera, en que esta autora estaba en todas las ferias del libro antiguo y compramos todas sus obras. Anda en ese limbo en que muchos autores caen después de muertos y a la espera de reediciones que la rescaten con bien. Espero que así sea.

Júlia dijo...

Hola, Francisco! Recuerdo que en unas charlas de hace años sobre literatura el conferenciante ironizaba sobre el tema de que en literatura, como en bolsa, hay subidas y bajadas, a veces inesperadas. En catalán se editó muy pronto, precisamente en los años en qué se recuperaba la lengua y había grandes iniciativas, todavía vivía Mc Cullers. Hace poco han reeditado el de la boda de Frankie y por suerte con una buena traducción, que ese es otro problema.

Uy, Bruguera, que gran empresa y cuantos recuerdos, si llega a tus manos el libro de memorias de González Ledesma que trabajó muchos años allí encontraras una jugosa historia sobre aquella editorial emblemática ('Historia de mis calles').