miércoles, 3 de agosto de 2016

ALGUNOS APUNTES SOBRE MEMORIA SENTIMENTAL Y CANCIÓN POPULAR





Hoy nuestro mundo ha cambiado mucho, uno de los aspectos más evidentes, en el mundo occidental, es el cambio de rol y de situación social de las mujeres. Hoy, además, un misterio presente a lo largo de los embarazos, el del sexo del bebé, se desvela pronto gracias a tanto adelanto tecnológico. Los discos solicitados de mi infancia incidían en la vida cotidiana, y es que es habitual identificarnos con situaciones que refleja la música popular. 

Hace poco supe que un temazo que gustaba a mucha gente, Es mi niña bonita, cantado en diferentes estilos y por diferentes intérpretes, no pertenecía a una copla andaluza, como yo creía, sinó que era obra de un peruano, Lucho Barrios. Mi padre se identificaba con su contenido pués parece que quería un niño cuando nací yo, pero le pasó como al de la canción y cuando nació mi hermano ya le daba igual que fuese otra chica.  En las fotos de mi bautizo se puede percibir su decepción pero se enfadaba si se lo hacía notar, aunque fuese de forma irónica.


Yo creo que a todos los hombres 
les debe pasar lo mismo 
que cuando van a ser padres 
quisieran tener un niño 
luego les nace una niña 
sufren una decepción 
y después la quieres tanto 
que hasta cambias de opinión. 

Hay una música popular que bebe de cerca en los sentimientos cotidianos. Los Ecos del Rocío son un grupo que toca en sus letras un montón de temas cercanos, desde el amor a una abuela al lesbianismo de vecindad. Hay canciones que no habría escuchado nunca en mi tierra si no sintonizase de vez en cuando Radiolé, por ejemplo, o Radio Tele Taxi. Hay muchas Catalunyes, parecen ignorarse entre sí, pero todo es apariencia y eso es lo que parece que no acaban de ver los políticos, en general, que pasean poco por el país, sus barrios y sus fiestas populares o lo hacen rumbeando una peligrosa miopía. Mis padres eran catalanes de generaciones pero les gustaba la copla andaluza y en ocasiones iban a ver a gente como Manolo Escobar, a los teatros del Paralelo o Paral·lel, como escribimos ahora. 

Manolo Escobar tiene una canción excelente sobre un abuelo triste porque ha quedado viudo, su nieto se pregunta el porqué de su tristeza, no sé si la letra es del cantante, pero me encanta, no puedo escucharla sin que no me den ganas de llorar:

Madre, quiero que me digas
por qué está triste el abuelo. 
Que ya no juega conmigo
ni me lleva de paseo. 

En catalán no se ha explotado demasiado durante las últimas décadas esa referencia a la vida cotidiana sencilla, aunque existen ejemplos. Uno de paradigmático es La mare, un tema que creo que es de antes de la guerra civil, recuperado con gran éxito por Dyango. És habitual atribuir la autoría de las canciones a los cantantes que las han popularizado con éxito y no resulta fàcil encontrar el nombre de los compositores original o de los autores de las letras. 

La mare narra la historia de un hijo descarriado al cual su madre avisa de que va por mal camino hasta que cae en desgracia y ella lo acoge. Una persona de la familia tuvo problemas con un hijo suyo, ya adulto, y recuerdo que le comentaba a mi madre llorando como se había emocionado al volver a escuchar esa canción. 

Durante la adolescencia y la primera juventud nos gustan las historias sobre amores primerizos, un clásico, amores que a menudo acaban con olvidos y traiciones. Te haces mayor y ya te gusta que canten al amor a las abuelas, como es lógico. Un tema moderno era el que entonaba María Carrasco, una muy buena cantante jovencísima que empezó siendo una niña, sobre eso de las noches de juerga modernas nocturnas, que tanto hacen sufrir a los progenitores, sobre todo a las mamás insomnes. Carrasco tiene también un tema muy famoso dedicado a un abuelo.

No tiene novio ni na
No tiene novio ni na
Esta niña viene tarde
No tiene novio ni na
¿Por qué saldran los chavales
Rompiendo la madrugá?
Madre tienes que acostarte
yo quizás llegue tarde
no me esperes levantá,
dile bajito a mi pare
que ya soy mayor de edad.

Con lo bonito que era
salir con la luz del día
y recogerse temprano
vuelves a la amanecía
y sin novio de la mano (...)


Cada uno de nosotros, en general, va forjando su memoria sentimental con poemas y canciones, hay una para cada momento vital, en más de una ocasión me vienen a la memoria palabras de los viejos tangos que cantaban en casa, sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando... Con el tiempo me he dado cuenta de qué muchos refranes y frases hechas que escuchaba a menudo cuando era pequeña procedían de zarzuelas o de obritas de teatro popular. Parecen los de Calatorao, por ejemplo.  O aquello de qué las ciencias adelantan que es una barbaridad.

Como las costumbres cambian y en gran parte, para mejorar, hoy nos suenan horribles ciertas letras machistas que justificaban y mitificaban la violencia de género, incluso Joan Baez cantaba aquello del preso número nueve que muere sin arrepentimiento y asegura que si los encuentra en el otro mundo los vuelve a matar.  Los viejos dramas sobre niños huérfanos nos parecen hoy, afortunadamente, folletinescos. Antes también había muchos poemas y canciones dedicados a viejecitos abandonados, es un tema el cual, convenientemente modernizado, daría para mucho.

Las canciones dramáticas nos hacen llorar si sufrimos y nos hacen reir si somos felices, en cuyo caso tenemos tendencia a parodiarlas, los humanos presumimos de empatía, en general, pero no es esa una virtud generalizada, una amiga me recitaba a menudo aquella coplilla: nunca le cuentes a nadie/ el secreto de tus penas/ que el que está alegre se ríe/ y el que está triste, se alegra. 

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